Sangro, lucho y pervivo" que diría Miguel Hernandez.
Para ser que una sea libre de tomar sus propias decisiones se tienen que dar dos condiciones indispensables: una, tener decisiones que tomar y otra, querer tomarlas. Lo demás es deseable, pero no esencial.
Cuando una va a ser mamá, cuando lo sabe, parece que el suelo se esfuma y las paredes salen volando y entra un vértigo muy grande ante lo que llega, que es lo más importante que va a hacer una en la vida. Si realmente pasa eso, si más que felicidad lo que entra es responsabilidad y dudas acerca de cómo encararlo es que se va a ser una mamá de las buenas.
Lo único que tengo que aconsejar hoy por hoy, otorgándome ese privilegio, es que lo realmente bueno para tu hijo es lo que implique mucho amor en el proceso, lo que ha pasado por tu raciocinio, tu corazón y tu sentido común, porque con los hijos no hay una sola manera de hacer y a menudo la que se hace siguiendo esas condiciones no suele perjudicar.
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