Leo algunos artículos en la web de Laura Gutman y me encuentro dividida radicalmente entre dos posturas totalmente opuestas: por un lado me parece razonable y sensata y por otro radical y esperpéntica.
Antes de seguir debo admitir que no he leído ningún libro de la terapeuta, y quizás eso le baste a muchos para no seguir leyendo. No importa, opino acerca de lo que leo y lo que leo hoy son artículos o extractos de sus obras.
Yo opino que portear, colechar y amamantar son tres buenas bases para criar a mi hijo y comparto las razones en positivo que aporta Gutman, pero no comparto en absoluto las consecuencias de no hacer esto: ¿violencia?, ¿depresión?, ¿buscar angustiados el resto de nuestros días a nuestra madre?. Intento no olvidar que Laura Gutman es argentina y me concentro en los tópicos sobre el psicoanálisis que a los terapeutas de este país se le achacan, pero, sinceramente, esto merece una crítica:
- En primer lugar, para no fallar como madre según esta mujer yo debería ser prácticamente perfecta, no enfadarme, no juzgar, no perder los estribos, no permitir que se vierta ninguna lágrima... Eso quiere decir que mi hijo está perdido de antemano, que yo no voy a lograrlo como madre.
- Al mismo tiempo, debo suponer que soy un ser patético por cómo me crió mi madre, porque ella tenía otro método de crianza, o guardarle rencor, o echarle la culpa de todo lo que me pase de aquí a que me muera. Pues resulta que no, que guardo felices recuerdos de mi infancia y que no siento que mis padres me hayan fallado. Viva el psicoanálisis.
- Victor tiene nueve meses y puedo asegurar que ha llorado unas cuantas veces. Tengan claro que llorará en el futuro. Garantizo que habrá algún momento de su vida en que yo no esté para consolarlo. Dios mío, según la autora eso lo arrastrará de por vida y el desamparo me lo hará pagar en forma de rabieta, autolesión, enfermedades reales o fingidas, o violencia,o depresiones. Es un panorama muy negro, todavía no he empezado y ya he fallado como madre.
Quien crea que estoy exagerando que lea alguno de sus artículos. Es una pena, porque tiene muy buenas cosas que contar, cosas con las que reflexionar, pero Freud le pierde.
