7/3/10

MANUAL PARA SER MADRE II

El otro día Refor me regaló un libro que me interesaba leer (aunque él también se lo leerá, como ya ha hecho con los demás). Se llama Lactancia natural, de Hannah Lothrop, publicado por ediciones Medici.

Como su título indica, la autora aboga por una lactancia despreocupada y natural, si por natural entendemos dar el pecho al niño. Cuenta su experiencia con sus hijos y las trabas que le impusieron con el segundo, allá por los años setenta. Después de aquello decidió dedicarse a investigar los beneficios de la lactancia natural y cómo influye el entorno a la hora del fracaso de muchas mujeres a la hora de amamantar con éxito.

Según su teoría, la técnica de amamantar se aprender del entorno y su continuación y grado de compromiso se ven, en cierto modo, condicionados por el entorno, el cual al parecer no nos es favorable en algunos paises occidentales. Vamos, que nuestras madres, matrones, pediatras y enfermeros han puesto en duda nuestra capacidad de dar el pecho, bien con consejos equivocados, bien desanimando a la lactancia misma, bien poniendo en duda que nuestro pecho dé la cantidad suficicente de alimento al bebé.

Estoy de acuerdo. En mi entorno oigo continuamente "no tuvo suficiente leche", "el niño rechazaba el pecho", "su pecho no le alimentaba lo suficiente", etc. Y muchas veces esos comentarios han estado amparados por pediatras y matrones, que como veían que el bebé no cogía el peso previsto animaban a la madre a darle el biberón alegando argumentos de esas características. También he oído decir que dar el pecho es muy sacrificado.

Que conste que entiendo la decisión de una madre de dar el biberón a su bebé, y no admito que se le tilde de mala madre por ello, pero no con esos argumentos. Esos argumentos son una soberana tontería: todas las madres tienen leche suficiente para sus bebés. A unas les cuesta más y a otras menos, y no todas reciben el ánimo o los consejos adecuados para no desesperar, por lo que no sólo desisten, sino que encima se sienten culpables por ello, cuando nadie les ha dicho que a sus pechos no les ocurre nada.

Afortunadamente esta postura está cambiando, sobre todo en Andalucía, donde los matrones ya están formados para asistir un parto más natural y aconsejar adecuadamente en las primeras horas de lactancia, que son fundamentales.

Ahora, eso sí, no estoy de acuerdo con algunas posturas de la autora del libro, que me parece un poco radical en algunas ocasiones. Por ejemplo, afirma que la lactancia es un proceso natural que se debe administrar a demanda del bebé y, sin embargo, se embarulla en una serie de consejos enrevesados y estresantes para el comienzo de la lactancia y, además, hace hincapié en demasiadas dificultades que pueden surgir y que, a mi parecer, no hacen sino darte más inseguridad.

Yo, como siempre, me quedaré con lo positivo que me da este libro: mucha energía, ánimos y argumentos para darle el pecho a Victor. Sin agobios y sin mucha más historia.

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